martes, 26 de febrero de 2013

Cristo de la humildad


Cristo de la Humildad y Paciencia. 1700.  Obra anónima 
Capilla de los Marineros deTriana, Sevilla. España

¿En qué piensa Cristo?

El evangelio de hoy me sugiere mucho, viendo esta situación en el hombre que, además es  Dios, abnegado, humillado, lleno de dolor, y sufrimiento.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

El profeta Isaías dice: Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid y litigaremos - dice el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana. Si sabéis obedecer, lo sabroso de la tierra comeréis; si rehusáis y os rebeláis, la espada os comerá. Lo ha dicho el Señor.

Acaso ¿es éste el baño que hemos de realizar, es éste el fruto de defender al huérfano y a la viuda, de buscar el derecho y obrar el bien? Aceptar nuestros pecados y convertirnos de ellos, ¿conlleva el sufrimiento de la redención, así como la gozosa vida del nuevo nacido se regala tras gran dolor?  ¿Es aquí, después de pasar la noche en Getsemani y pedir que pasase ese cáliz, donde el sosiego en el dolor y en el cansancio le lleva a pensar en que el fruto de su predicación era este fracaso en su soledad? La confianza en el Padre, ¿le hace vivir con serenidad la incomprensión de los que salva y acepta con paz el sufrimiento y la cruz sin pedir nada a cambio?

Él nos dijo: Vosotros, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.

Por esto le hicieron padecer y por esta dureza de corazón del hombre subió después a la cruz, para redimir al hombre, después de ser condenado por él, pues era Dios mismo a quien se condenaba y era Dios mismo quien aceptaba.

No puedo evitar mirar esta imagen y preguntarme:

¿En qué piensa Cristo?

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