jueves, 28 de febrero de 2013

El rico y el pobre Lázaro


El rico Epulón y el pobre Lázaro. S. XVI. Obra de Leandro Bassano
Óleo sobre lienzo, 150x202 cm
Museo del Prado, Madrid. España

El evangelio de hoy, Lc. 16, 19-31 leído junto a éste cuadro me hace repensar la cantidad de cosas que pueden atar mi cómoda vida. Cuanto regalo, cuanto bienestar, cuanta cosa superflua junto al tesoro que deberíamos considerar en la Iglesia, los pobres. Cuanta es la pobreza que me rodea, cuan grande es en el interior del hombre que le hace no ver y no entender a los profetas y ni al mismo Cristo.

San Gregorio Nacianceno dice:
Reconoce de dónde vienes a la existencia, la respiración, la inteligencia, la sabiduría y, sobre todo, el conocimiento de Dios, la esperanza del reino de la gloria del cielo y de la contemplación que, en la actualidad, todavía es imperfecta, como en un espejo y veladamente, pero que va a ser un día más y más pura, reconoce dónde viene la gracia de ser un hijo de Dios, heredero de Cristo, y para hablar con más audacia, ha sido elevado al rango de divinidad . ¿De dónde y de quién ha venido todo esto?"

Y mas adelante prosigue:
¿Quién dio el hombre todo lo que te hace superior a todos los demás seres vivir? ¿Acaso no es Dios? Bueno. Ahora, lo que te pide a cambio de todo, y por encima de todo, es tu amor. Después de tantos beneficios recibidos y tantos otros que aún esperan, ¿no nos avergüenza negarle la retribución único que pide, el amor por Él y por nuestro prójimo? Si Él que es Dios y Señor, no se avergüenza de ser llamado nuestro Padre, ¿nos atrevemos a cerrar nuestro corazón a nuestros hermanos? No, mis hermanos y amigos, no seamos mayordomos malos de los bienes que la misericordia de Dios nos ha dado, y no merezcan el reproche de Pedro: "Sean avergonzados, los que se apoderáis de lo que no es vuestro; imitad la bondad de Dios, y nadie será pobre. "¿No tenéis miedo de acumular y conservar la riqueza mientras otros sufren necesidad?

Cuantas veces vemos a nuestro prójimo pasar necesidad y pasamos de largo mientras nosotros disfrutamos de lo mas superfluo, cuantas veces endurecemos el corazón y queremos que el de nuestro Padre Dios se derrame en generosidad ante nuestra necesidad.

San Gregorio termina diciendo:
Imitar la ley suprema de Dios, que hace llover sobre justos y pecadores, y hace salir el sol por igual para todos, que ofrece a todos los animales de la tierra en los campos, fuentes, ríos y bosques, dando la amplitud as aves de los animales acuáticos y el cielo de la inmensidad de las aguas que proporciona todos los medios necesarios para su subsistencia libremente, sin restricciones, sin condiciones, sin fronteras, poner todo junto a la disposición de todos ellos, con la abundancia y generosidad, sin que no les falte nada. Así que Dios viene a sus criaturas con el fin de dar a cada propiedad lo que necesita de acuerdo a su naturaleza y dignidad, y para expresar toda la magnificencia de su bondad.

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