martes, 30 de julio de 2013

Juan Correa de Vivar. El Juicio Final.


El Juicio Final. 1545. Juan Correa de Vivar
Óleo sobre tabla. Medidas: 136 cm x 100 cm.
Museo del Prado. Madrid España.

El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre.

Ésta es la explicación que dio Jesús a su parábola de la cizaña. Jesús habla de un juicio definitivo, en el que los hombres serán examinados ante el Señor: los corruptores y malvados serán apartados de la presencia del Señor, mientras que los justos brillarán como el sol.

Estas palabras han dado pie a innumerables representaciones pictóricas. La que hoy proponemos como comentario gráfico al Evangelio de la Liturgia pertenece al pintor del renacimiento español Juan Correa de Vivar.

Cristo sobre el arco iris, con los pies apoyados sobre el globo terráqueo y los brazos en alto, flanqueado por María y San Juan Bautista y, al lado de éstos, los doce apóstoles. Dos ángeles trompeteros anuncian el Juicio Final y enlazan con la escena inferior que muestra la resurrección de los muertos, y la gloria o el castigo que corresponde a sus acciones en la tierra. Llama la atención el contraste entre la cabeza del monstruo que engulle a los condenados, frente a la placidez de los salvados que dirigen su mirada agradecida a lo alto.

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