sábado, 16 de agosto de 2014

Felipe Vigarny. El Tránsito de la Virgen

El Tránsito de la Virgen. 1506. Felipe Vigarny
Madera tallada y policromada
Altar de la Capilla del Sagrario. Catedral de Palencia

Hasta hace unos aós, la solemnidad de la Asunción gozaba, como el día solemne de la Resurrección del Señor, de una octava, que prolongaba la acción de gracias de la Iglesia. También queremos seguir esta tradición, y lo hacemos contemplando hoy una escultura procedente de la Capilla del Sagrario de la Catedral de Palencia, ejecutada por Felipe vigarny, en la que se nos presenta el Tránsito de la Virgen. La abigarrada disposición de los apóstoles ante el cadáver de María, hace que la escena esté dividida en dos planos.

Esta iconografía tiene sus orígenes en la literatura apócrifa de los primeros siglos cristianos. El vivo interés que mostraron los apócrifos por María es reflejo del que tendrían los fieles contemporáneos, no sólo por su muerte sino también por su traslación al cielo. No es necesaria la espectacularidad de los apócrifos o comprobar el sepulcro vacío. Esta probabilidad sumada al testimonio de los documentos se convierte en plena certeza de una tradición asuncionista, de un valor histórico, y ahora también de valor teológico.

De un texto atribuido a "San Juan teólogo y evangelista" del original griego dio origen a muchos relatos ( suelen calcularse entre 50 y 100 ): un ángel que lleva una palma anuncia a María su tránsito después de tres días. Habiendo largamente orado en acción de gracias al Señor, María lo comunica a Juan, el cual reúne a todos los apóstoles (incluido San Pablo). La víspera del tránsito Pedro predica a la multitud sobre el misterio que está a punto de cumplirse. El tercer día, a la hora de tercia llega el Señor. María le agradece y le entrega su alma. Jesús entonces da a Pedro las instrucciones pertinentes para sepultarla dignamente en un sepulcro nuevo, y confía el alma de su madre al ángel Miguel. Luego desaparecen.

Durante los funerales suceden maravillas: la curación milagrosa del sumo sacerdote judío, cuando toca el féretro, lo que lo hace convertirse. Después de tres días Jesús desciende a la tumba de su madre, con los ángeles, los cuales toman el cuerpo envuelto en nubes, y lo llevan al paraíso, donde lo colocan sobre el árbol de la vida. He aquí algunos párrafos:

El Señor la abrazó, tomó su alma santa y la puso en las manos de Miguel, el cual la envolvió en pieles más brillantes de cuanto se pueda decir. Y nosotros, apóstoles, vimos el alma de María entre las manos de Miguel; tenía una perfecta semejanza humana, excepto que no era ni masculino ni femenino, no tenía sino la semejanza del cuerpo y un esplendor siete veces más grande que el sol. (Después de tres días bajan al sepulcro Jesús, Miguel y Gabriel): entonces el Señor ordenó a Miguel poner el cuerpo de María sobre una nube y depositarlo en el paraíso. Y cuando el cuerpo fue alzado, el Señor ordenó a los apóstoles venir con él (...) Cuando todos llegaron al paraíso, depusieron el cuerpo de María sobre el árbol de la vida. Entonces Miguel llevó su alma, y la puso de nuevo en su cuerpo. Y el Señor envió de nuevo a los apóstoles a los diversos lugares para la conversión y salvación de los hombres.

Nosotros, pues, los apóstoles, después de contemplar súbitamente la augusta traslación de su santo cuerpo, nos pusimos a alabar a Dios por habernos dado a conocer sus maravillas en el tránsito de la madre de Nuestro Señor Jesucristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario