miércoles, 21 de octubre de 2015

Nicolás di Pietro. Santa Úrsula y sus compañeras

Santa Úrsula y sus compañeras. 1410. Nicolás di Pietro Gerini
Témpera y oro sobre tabla. Medidas: 94 cm x 78 cm.
Museo Metropolitano. Nueva York

Celebramos hoy la memoria de una mártir muy venerada en la época medieval: santa Úrsula, y sus compañeras mártires en Colonia. Según la leyenda, una joven llamada Úrsula ("pequeña osa", en latín) se convirtió al cristianismo prometiendo guardar su virginidad. Como fue pretendida por un príncipe bretón de nombre Ereo decidió realizar una peregrinación a Roma y así lograr la consagración de sus votos. En Roma, fue recibida por el papa Siricio que la bendijo y consagró sus votos de virginidad perpetua para dedicarse a la predicación del evangelio de Cristo.

Al regresar a Germania, fue sorprendida en Colonia por el ataque de los hunos, en 451. Atila, rey de este pueblo, se enamoró de ella pero la joven se resistió y, junto a otras doncellas que se negaron a entregrase a los apetitos de los bárbaros, fue martirizada. En el lugar del martirio, Clematius, un ciudadano de rango senatorial que vivía en Colonia, erigió una basílica dedicada a las once mil vírgenes, entre ellas Úrsula. En la inscripción de dedicación de este edificio se nombra a las otras doncellas (Aurelia, Brítula, Cordola, Cunegonda, Cunera, Pinnosa, Saturnina, Paladia y Odialia de Britannia), de las cuales la última es llamada Udecimilla ( "la pequeña undécima", en latín).

La idea errónea de que las compañeras de martirio de Úrsula fuesen once mil surge en un documento datado en el año 922 que se conserva en un monasterio cerca de Colonia, donde se hace referencia a la historia de Santa Úrsula y sus compañeras. En el citado documento entre otras cosas se decía: Dei et Sanctas Mariae ac ipsarum XI m virginum donde XI m virginum debía leerse como undecim martyres virginum (once mártires virgenes) y en su lugar leyeron undecim millia virginum (once mil virgenes) 

Durante siglos esta confusión se extendió sin que nadie la pusiera en duda, dando lugar así a la leyenda de las once mil virgenes. Si bien surgió un importante culto alrededor de la figura de santa Úrsula, la Iglesia nunca la canonizó oficialmente, aunque se venera desde temprano en la Edad Media. Hildegarda de Bingen compuso muchos cantos en su honor.

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