viernes, 5 de agosto de 2016

Masolino de Panicale. Fundación de la Basílica por el milagro de la nieve.

Fundación de la basílica por el milagro de la nieve.XV. Masolino di Panicale
 Óleo sobre tabla. Medidas: 114 x 76 cm.
Galleria Nazionale di Capodimonte. Nápoles

Martirologio romano.- Dedicación de la basílica de Santa María, en Roma, construida  en el monte Esquilino, que el papa Sixto III ofreció al pueblo de Dios como recuerdo del Concilio de Efeso, en el que la Virgen María fue saludada como Madre de Dios (c. 434).

Según la tradición, alrededor del siglo IV una piadosa pareja de esposos que vivía en Roma había sido bendecida por su formación cristiana y en muchos bienes materiales. Sin embargo, no tenían hijos con los cuales compartir aquellos dones. Por años rezaron con la finalidad de que el Señor los bendijera con un hijo, a quien dejarle toda la herencia, pero no obtenían ningún resultado. Finalmente tomaron la decisión de nombrar a la Virgen María como heredera y le pidieron con gran fervor para que los guiara. En respuesta, la Madre de Dios se les apareció la noche del 4 de agosto -en pleno verano- y les dijo que deseaba que se construyera una Basílica en el Monte Esquilino, una de las siete colinas de Roma, en el lugar donde ella señalaría con una nevada. De igual modo, la Virgen María se apareció al Papa Liberio con un mensaje similar.

El 5 de agosto, mientras el sol de verano brillaba, la ciudad se quedó admirada al ver un terreno con nieve en el Monte Esquilino. La pareja de esposos fue feliz a ver lo acontecido y el Sumo Pontífice hizo lo mismo en solemne procesión. La nieve abarcó el espacio que debía ser utilizado para construir el templo y desapareció después. El Papa Liberio echó los primeros cimientos de la Basílica en el perímetro que él mismo trazó y la pareja de esposos contribuyó con el financiamiento de la construcción.

Más adelante, después del Concilio de Éfeso en que se proclamó a María como Madre de Dios, sobre la iglesia precedente el Papa Sixto III erigió la actual Basílica. Con el tiempo se han hecho remodelaciones, restauraciones, ampliaciones y nuevas edificaciones, pero todo en honor a la Santísima Virgen. Los fieles para conmemorar el famoso milagro, en cada aniversario lanzan pétalos de rosas blancas desde la bóveda de la Basílica durante la Misa de fiesta. Nuestra Señora de las Nieves se conmemora cada 5 de agosto. Esta festividad se extendió en el siglo XIV a toda Roma y luego San Pío V la declaró fiesta universal en el siglo XVII.

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