miércoles, 15 de febrero de 2017

Noé suelta la paloma

Noé suelta la paloma. Siglo XII
Mosaico
San Marcos de Venecia

Pasados cuarenta días, Noé abrió la claraboya que había hecho en el arca y soltó el cuervo, que estuvo saliendo y retornando hasta que se secó el agua en la tierra. Después soltó la paloma, para ver si había menguado el agua sobre la superficie del suelo. Pero la paloma no encontró donde posarse y volvió al arca, porque todavía había agua sobre la superficie de toda la tierra. Él alargó su mano, la agarró y la metió consigo en el arca. Esperó otros siete días y de nuevo soltó la paloma desde el arca. Al atardecer, la paloma volvió con una hoja verde de olivo en el pico. Noé comprendió que el agua había menguado sobre la tierra. Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió.

Leemos en la Eucaristía de hoy este texto del Libro del Génesis, que contemplamos en un magnífico fresco románico de la catedral de San Marcos de Venecia. El relato da pie a la primera alianza que establece Dios con los hombres, prometiendo no volver a castigar la tierra. Desde entonces, la paloma con la rama de olivo en el pico se ha convertido en un elocuente signo de paz.

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